Aquí va una lista muy, muy larga llena de nombres de algunos de los invitados que hemos recibido en nuestra Scuola en los últimos años. Nombres de hombres y mujeres que, para ganarse la vida, cuentan historias.
Hay quien lo hace sobre las notas de una canción o entre las páginas de un periódico. Algunos usan pinturas acrílicas y tinta china, otros van con la cámara en una mano caminando sobre un par de zapatos cómodos, y otros muchos, en cambio, usan solo las palabras. Cuentan este mundo o viajan hacia “galaxias muy muy lejanas”. En cualquiera de los casos, no se quedan en la superficie.
Son maestros de un modo de enfrentarse a la vida que no se limita a existir, sino que comparte, explica, narra, da pelos y señales, excava entre heridas escondidas y atestigua todas nuestras tentativas de redención. Y que, a base de éxitos y fracasos dolorosos y a través de las historias intenta definir las fronteras del alma humana.
Por estas razones les invitamos a la Holden. Para que cedan el testigo – y con ella, la responsabilidad – a las nuevas generaciones.
